Florida tiene más de 112 000 trabajadoras domésticas que proporcionan servicios de cuidado y limpieza domiciliarios a familias, niños, ancianos y personas capacitadas. A pesar de ser una parte vital e indispensable de la fuerza laboral del estado, estas trabajadoras domésticas cargan con una larga historia de discriminación y de diversas dificultades que les impiden conseguir una estabilidad económica. Estos factores incluyen salarios bajos, condiciones laborales inestables e inseguras, beneficios magros y la falta de garantías que sí tienen otros trabajadores en el ámbito estatal y federal.
Las trabajadoras domésticas precisan y merecen una intervención política que mitigue estas desventajas históricas.